Ya fuera de Roma pongo rumbo a Napoles. Antes debo enfrentarme a dos días de fuerte viento de cara que me impide avanzar a buen ritmo.
Lo peor que le puede ocurrir a un ciclista es tener el viento de cara.
Ya fuera de Roma pongo rumbo a Napoles. Antes debo enfrentarme a dos días de fuerte viento de cara que me impide avanzar a buen ritmo.
Lo peor que le puede ocurrir a un ciclista es tener el viento de cara.